EDICIÓN 2023
REPORTAJE
MUSEO INTERNACIONAL DE LOS TÍTERES

Un nuevo tesoro de las artes escénicas en Cataluña
Dani Chicano
No descubriremos la sopa de ajo cuando afirmamos que un sueño suele ser el origen de un buen puñado de iniciativas que acaban haciéndose realidad. Un sueño, concretamente el de Teia Moner y Miquel Espinosa, es el origen del Museo Internacional de los Títeres de Cataluña – Teia Moner de Palau-solità i Plegamans, que se inauguró en noviembre del 2022. A partir de la colección de títeres de Teia y Miquel y de títeres el primero del género en nuestro país, es singular porque pone el acento en la técnica, más que en la cronología o la historia, sin dejar éstas a un lado. Preservar es un objetivo, efectivamente, pero sobre todo lo son promover y divulgar el arte titiritero en todas sus vertientes, incluida la pedagógica y la terapéutica.
La constancia, la persistencia e incluso una dosis nada despreciable de terquedad son virtudes siempre necesarias para cumplir los sueños. Teia y Miquel disponen de todo esto y ya a principios de los 2000 les rondaba por la cabeza contar con un espacio donde desarrollar un proyecto museístico relativo a los títeres donde poder exponer su burda colección. A finales de los 2000 el ayuntamiento de Palau-solità i Plegamans, la localidad donde viven, compró un caserón situado en una urbanización a la entrada del término municipal, Can Falguera, y lo rehabilitó, pero sin ninguna idea concreta respecto a su uso. Teia y Miquel lo tenían muy claro este uso, por eso, cuando el consistorio abrió el concurso de proyectos se presentaron con el de su museo y fueron los adjudicatarios: una concesión de 15 años de duración, que prevé extensiones. Can Falguera es una masía preciosa de tipología primigenia catalana, incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, con su origen en el siglo XIV, pero con diversas reformas en su historial hasta la actualidad que han cambiado su estructura y fisonomía.
Entrar en el MIT tiene algo mágico. Le esperan un montón de figuras que, en otros tiempos, han visto animadas y que ahora se encuentran disfrutando de un merecido reposo, bien colocadas en sus vitrinas o pedestales. Nada más entrar, a la derecha, le dan la bienvenida el Tomático del Club Súper 3 y la Menuda con su abuelo Emili, protagonistas de unos maravillosa pieza de L’Estenedor, compañía de referencia liderada por David Laín. Es una bienvenida a un mundo lleno de magia, a casi 1.500 metros cuadrados rellenos de cuentos, de historias y de mucho, mucho trabajo detrás. Es la materialización del sueño de Teia y de Miquel que, además, se ha convertido en la verdadera casa de los títeres en nuestro país ya que, incluso antes de abrir el museo, y con un ritmo que se ha incrementado después de su apertura, un gran número de compañías han dado o cedido parte de su material para que se preservara y servía. Así pues, encontramos títeres de L’Estenedor, Pepe Otal, Los Aquilinos, Títeres Vergés, Badabadoc (Romà Martí), Jordi Bertran, Pelmànec (Miquel Gallardo), L’Estaquirot, La Puntual, La Fanfarra o Centro de Títeres de Lleida, entre otros, todas ellas de referencia. Cubrir esa necesidad es uno de los objetivos del museo, que quiere ser un espacio abierto a todas las compañías del país.
“Nosotros, al principio, no teníamos pensado convertirnos en coleccionistas —dice Teia Moner— pero creo que el punto de inflexión se produjo hace unos 25 años, en Charleville —se celebra el festival más importante de Europa del género— cuando nos encontramos en la disyuntiva de comprar unos títeres a un anticuario. No teníamos suficiente presupuesto, pero entonces Roser Vilà (Cia. 23 Arts) nos dijo que si no teníamos títeres de aquel tipo concreto, la colección no tendría ningún valor. ¡Pues era verdad! Los adquirimos y creo que fue entonces cuando tomamos conciencia de lo que quería decir ser coleccionista y fue cuando nos planteamos hacer una colección diferente a la que hacíamos. Hasta entonces habíamos expuesto nuestros títeres por donde íbamos para que los vieran los niños y niñas”.
Para incorporar un títere a la colección, Teia afirma que debe cumplir una condición indispensable: que el títere sea vivido, es decir, que tenga una trayectoria vital, una historia, que cuente cosas de sí mismo, de su constructor, de la técnica de manipulación y de su país. Todo esto es importantísimo", remacha la promotora del MIT, quien explica que a partir de entonces compraban con otro criterio, hasta que el taller se les hizo pequeño. Fue entonces, hace 20 años, que detectaron la necesidad de disponer de espacio expositivo para su colección y que la gente pudiera verlos.
“Hace 15 años nos enteramos de que la masía de Can Falguera estaba vacía —explica Moner— y empezamos a pensar en instalar el museo”, fue entonces que el proyecto fue tomando cuerpo. Tras idear un proyecto se presentaron al concurso convocado por el ayuntamiento y obtuvieron la concesión y pusieron final a la sensación de pérdida que les causaba el hecho de tener los títeres encerrados en cajas.
El MIT dispone actualmente de una colección que ronda las 900 piezas que van del siglo XVIII a la actualidad, 600 de las cuales están en depósito y el resto, que forman la exposición permanente, llenan las diversas salas de este museo, dividido en dos plantas. Se pueden encontrar piezas únicas como un guiñol de Laurent Mourguet (creador del guiñol francés) de 1810 –seguramente esta es la pieza más relevante del museo-, títeres del teatro de marionetas de agua Thang Long de Hanoi (Vietnam), sombras chinas de finales de 1800, pup UNESCO) del Museo Internazionale delle Marionette Antonio Pasqualino, de Palermo, entre otros. Aparte de esto, la exposición permanente también incluye piezas de espectáculos premiados de la propia compañía Teia Moner, que es de referencia en el sector debido a su dilatada trayectoria, marcada por la excelencia y la innovación. La compañía Teia Moner, además, es una de las residentes en el museo. La otra es Addaura Teatre Visual.
Uno de los ámbitos a los que los promotores del museo quieren dar importancia es el del títere que se utiliza en actividades terapéuticas y pedagógicas, que tienen un espacio propio. Esto me permite hablar de otro aspecto del MIT que lo hace vivo y dinámico, como la organización de cursos y talleres de todo tipo, como el que impartió a finales de año el gran maestro libanés Karim Dakroub. Los títeres intervienen como mediadores de las emociones y como comunicadores naturales, ya que el vínculo íntimo con el títere como prolongación del propio yo fomenta un sentimiento de confianza como instrumento expresivo. Pero este dinamismo también quedará demostrado con residencias creativas, como la que realizó poeta, fabulista y guionista polaco Tadeusz Wierzbicki, quien al terminar su residencia de cinco días presentó el espectáculo en proceso titulado Un estudio en caos. Inflamaciones . Otro signo de vitalidad y dinamismo es la organización de exposiciones temporales, de diversas temáticas, aprovechando el amplio fondo de los que dispone el museo.
Dos plantas y muchas posibilidades
Las dos plantas de que dispone el MIT dan por mucho. En la planta baja, además de recepción, guardarropa, almacén, servicios y taller de restauración, encontramos una sala polivalente (talleres, actos, etc…), sala de exposiciones temporales, sala de los silos (espacio titiriteros catalanes), rincón del cuento y un patio y un teatro exterior magnífico para las tardes y vísperas de verano. En la primera planta hay más espacio dedicado a los titiriteros catalanes, dos salas de títeres del mundo, la sala Teia Moner y una terraza donde hay un espacio lúdico, preparado para que los niños puedan jugar con los títeres. Se trata de un museo accesible y está en proyecto la realización de audio-guías en catalán, castellano, inglés e italiano, así como la realización de actividades accesibles por el público con diversidad funcional visual y auditiva.
El MIT de Palau-solità y Plegamans ya ha abierto sus puertas regularmente. Les aconsejamos que se informe de los horarios y que vayan, porque es una visita familiar sensacional, gracias a la variedad y la belleza de los títeres, gracias a la hospitalidad de sus promotores ya las explicaciones, historias, sorpresas y anécdotas con las que Miquel o Teia salpican su arte y una palabra.